6. Mudanza al Territorio Enemigo
Julieta fue la primera en moverse. Dio media vuelta sin esperar una respuesta de Isidora y caminó hacia el corazón de la Mansión Franzani. El gesto era una declaración: no eres bienvenida, sígueme si te atreves. La mujer no caminaba, flotaba, y sus tacones no hacían ruido en el mármol.
Matteo tomó la mochila de Isidora y la maleta de James con una indiferencia helada, entregándoselas al mayordomo Franzani. Este hombre, de mediana edad y expresión de resignación profesional, no era el Charles leal de Casa Almonte; era solo un empleado. Se llevó las pertenencias de Isidora sin una palabra. Isidora sintió el peso de su aislamiento. Ni siquiera un rostro familiar la despediría.
Isidora se sintió obligada a seguir a Julieta. El interior de la mansión era más una galería de arte moderno que un hogar. El mármol blanco reflejaba el negro de los muebles minimalistas y el frío de las esculturas de acero. Era una declaración de poder estéril.
Julieta se detuvo frente a una inmensa pared de crista