51. Traición (Parte 1)
Amy llegó a la mansión el domingo por la tarde con una bolsa de pasteles y una expresión de preocupación cuidadosamente construida en su rostro.
—Vine tan pronto como pude —dijo cuando Caterina la dejó subir al taller donde Isidora estaba trabajando—. Estuve llamándote todo el día de ayer.
—Lo sé. Apagué mi teléfono.
—No te culpo. Esa foto está por todas partes. Es horrible, Isidora. Simplemente horrible.
Isidora continuó trabajando en el bordado delicado que estaba agregando al segundo diseño. No levantó la vista, sus dedos moviéndose con precisión mecánica.
—Está bien, Amy. Ya lo procesé.
Amy dejó la bolsa de pasteles sobre la mesa y se acercó, estudiando a su amiga con ojos que buscaban grietas en su armadura.
—¿Cómo puedes estar tan calmada? Si fuera yo, estaría destruyendo cosas. O al menos llorando hasta deshidratarme.
—Ya lloré. Anoche. A solas. Y hoy decidí que no vale la pena más lágrimas.
—Pero Matteo te humilló públicamente. Todo Barcelona está hablando de esto. Los blogs de