Capítulo — Perdones y Nuevos Nombres
Julia estaba sentada en la sala del hotel con Alejandro a su lado, con las manos entrelazadas sobre la panza que crecía día a día. Guillermo y Lili conversaban en voz baja, y Zoe no dejaba de mirar el reloj.
El sonido de una puerta abriéndose rompió la calma. Sandra y José aparecieron en el marco, recién llegados de Barcelona. Sandra avanzó con el paso firme que siempre la había caracterizado, pero en sus ojos había un brillo de emoción contenido.
Julia se levantó despacio, con el corazón en la garganta.
—Mamá… —susurró, extendiendo los brazos.
—Estás hermosa, hija —dijo Sandra, conteniéndose para no llorar.
José la abrazó fuerte y le susurró:
—Te extrañé mucho también.
Sandra la estrechó con una mezcla de alivio y reproche, mientras José la rodeaba, protegiéndola de todo el dolor que había cargado sola.
—Hija, no tenés idea de lo que movió tu publicación. Estuve a esto —dijo Sandra, juntando los dedos índice y pulgar—, a esto de denunciar