21:58 hs. — PERSPECTIVA: Zamira.
Flipando, flipando y flipando multiplicado por cien. Había ido ahí con la intención de buscar trapos sucios, pero lo que me había encontrado era la colada sin hacer de diez años enteros. Nunca me imaginé que este hombre, Ramón, me fuera a contar todo tan fácilmente. Jamás. Era tremendo... Y encima su mirada irradiaba un odio incalculable, lo que me hacía confiar en que no podía ser mentira todo lo que me había dicho.
—Y-Yo... Estoy sin palabras... Realmente sin palabras, Ramón...
—Imagínate yo cuando me enteré de todo, querida. ¿Y qué piensas hacer?
—Contárselo todo a mi hermana, obviamente.
—¿En serio? ¿Y si no te cree?
—Me va a creer. Me tiene que creer. Es decir, soy su hermana... Toda la vida he cuidado de ella y...
—Y toda la vida le has tenido animadversión a Fernando, ¿no?
—Sí, pero eso no tiene nada que ver. ¿Por qué iría tan lejos para inventarme todo esto? Además, lo tengo a usted... O sea, ¿qué puede salir mal?
—Mira, querida, yo no soy quié