20:40 hs. — PERSPECTIVA: Damián.
—Bueno, cuando quieras —le dije a Clara una vez terminé de acomodar mis cosas.
—¡Sí! ¡Ya estoy lista también!
Después del descanso, y gracias a todo lo adelantado en las primeras horas del día, la mayoría de mis compañeros consiguieron sacar adelante cada una de sus asignaciones, logrando así que el ambiente en la oficina mejorara considerablemente. No es un detalle menor, porque, en consecuencia de ello, pude concentrarme en lo mío y no dedicar tiempo a pensar en cosas que no me hacían bien. Entre aquello y el gran rato con Clara en la cafetería, había podido pasar una tarde más que agradable.
—¿Caminando o en coche?
—A patita. El que tiene la furgoneta de seis plazas es Fer, y hoy no ha venido.
—¿Y si vamos en el mío?
—¿Tú flipas? —rio burlonamente—. ¿Te crees que no sé que te pasaste el descanso bebiendo como un descosido?
—¿Qué dices? Si sólo bebí un par de zumos —mentí.
—Le dejé dicho a María, la encargada, que me avisara si se te ocurría pedir al