10:15 hs. — PERSPECTIVA: Clara.
—Disculpen... No he podido evitar oír eso último.
Fue un acto reflejo. En ningún momento pensé en salir de las sombras y meterme donde no me llamaban. Pero aquello era demasiado fuerte como para ignorarlo.
—¿Necesitas algo? —dijo ella, con esa arrogancia y chulería que siempre la había caracterizado.
—Ya... Ya lo he dicho. No he podido evitar escuchar eso que dijeron de...
—¿Ahora se te ha dado por poner la orejita? Vaya... —dijo rápidamente, sin dejarme acabar. Empezaba a recordar por qué me caía tan mal.
—No seas mala, Lourditas... Después de todo es su supervisor —dijo el jefe entonces, para alegría mía—. Siéntate, Clarita.
A pesar del gesto de desaprobación de Laura, agradecí a Barrientos y me senté junto a ellos. Yo era la que menos ganas tenía de compartir cualquier tipo de espacio con ella, pero aquello iba mucho más allá de cualquier mal rollo que pudiera haber entre las dos.
—¿Es verdad, entonces? —pregunté a Martín—. ¿Van a echar a Damián?
—B