Muy grandes...
17:00 hs. - Salomé.
Benditas las ganas que tenía de estar ahí. Pero, en fin, era culpa mía por haberle dicho los jueves. Sea como fuere, ahí estaba yo esperando, sentada en un parque cercano a la casa de Guillermo. El crío me había enviado un mensaje recordándome que tenía que darle clases ese día. No me pude negar, habíamos quedado en eso después de todo. El tema era que yo me había pensado que comenzaríamos a partir del lunes de la semana siguiente. Y él seguramente también lo había entendido así, pero estaba claro que tenía ganas de fastidiarme y nada más.
—Buenas tardes —dijo una voz detrás de mí.
—¿No podíamos quedar directamente en tu casa? —dije, de inmediato y poniéndome de pie—. Hace muchísimo frío...
—Vaya modales, ¿eh? —respondió.
—Ahórrate tus tonterías, por favor —lo corté, sin tapujos.
—Ojalá me trataras como antes.
—Ojalá no te hubieras comportado como un cerdo.
—Ojalá no me volvieras tan loco... —concluyó, mirándome fijamente a los ojos.
—Bueno, ¿vamos a tu casa ya o qu