19:15 hs. - Salomé.
Entré en mi habitación y pegué un portazo con todas las fuerzas que me quedaban. La desesperación que sentía en ese momento no se podía describir con palabras... El odio que me invadía, la angustia que me castigaba... Era demasiado todo como para poder soportarlo.
Me apoyé en la puerta y me llevé las manos a la cara buscando que la oscuridad me trajera un poco de paz. Llevaba media hora aguantándome las ganas de llorar, de gritar más de lo que lo había hecho, de romper cada cosa que se me pusiera por delante, de hacerme daño físico a mí misma por lo estúpida que había sido... Podría haber hecho cualquiera de esas cosas, pero no quería darle el gusto de verme abatida. No quería darle el gusto de pensar que la victoria era suya. Y una mierda, todavía estaba más que dispuesta a luchar.
Me di un par de palmadas en la cara, abrí los ojos, que debían estar súper rojos y humedecidos, y me fui hacia la ventana de mi habitación para ver si lograba divisarlo en la calle. Obv