Gracia
Presionó el pañuelo con más fuerza contra mis labios, provocando que hiciera una mueca de dolor. No me había dado cuenta antes: Parecía que Esteban me había mordido tal como yo lo había hecho con él.
—Déjame adivinar, ella le hizo algo a tu hermano y ahora quieres vengarte. ¿Así que también quieres lastimarme a mí porque crees que eso lastimará a mi familia? —Una sonrisa llena de dolor se dibujó en mis labios.
—Si hubiera querido lastimarte, ya no estarías aquí, Gracia. —Había una certeza en la voz de Tristán que me asustó. Era como si realmente pudiera hacerme desaparecer.
Solo los hombres poderosos como Esteban, que conocían su valor y poder, hablaban así; tan arrogantes y llenos de sí mismos.
—¿Quién eres? —Susurré, tomando finalmente el pañuelo de él para poder atender mis heridas.
—Esa no es la pregunta que deberías hacer, Mariposa. —Tristán arrastró las palabras, alejándose con frialdad.
Fruncí el ceño ante ese repentino apodo.
—Mira esto. —Sacó un sobre marrón de un lado