Su respiración agitada resonó por el altavoz, despertando emociones contradictorias en mi corazón.
—Si me dices que cometiste errores y que me amarás de verdad en el futuro, podría considerar aceptarte de nuevo, Gracia —le ofrecí, apretando el teléfono con fuerza—. No será lo mismo entre nosotros, pero no te haré más daño. Podemos empezar de nuevo. Podrás tener más hijos, y esta vez no serán bastardos.
—Mi hijo no era un bastardo —su voz se volvió más grave—. Lo aprenderás por las malas.
Antes de que pudiera decirle que sus mentiras no funcionarían, colgó. Me quedé mirando el celular por un momento antes de arrojarlo contra la pared.
José dio un respingo cuando su teléfono se rompió en pedazos, quedando tirado en el suelo.
—¿Cree que Rivera puede mantenerla alejada de mí? —me burlé.
Estaba claro. Se atrevía a tanto porque él la estaba respaldando por ahora.
—Averigua los detalles sobre los proyectos de Corporación Rivera. Descubre sus debilidades y todo lo que pueda sabotear la empresa