Esteban
—Los documentos fueron entregados de nuevo, jefe —me informó José mientras colocaba los papeles sobre el escritorio frente a mí.
Aparté la vista del contrato importante que debía firmar para echar un vistazo al acuerdo de divorcio que ella había enviado.
Ella exigía que le devolviera la herencia de su abuela que me había regalado y se negaba a recibir cualquier pensión alimenticia de mis bienes.
Estaba jodidamente claro. Quería que le devolviera todo lo que creía que le había quitado. No tenía ningún puto problema con eso. Pero si quería recuperar todo lo suyo, entonces debería devolverme mis tres años desperdiciados.
Todo este maldito tiempo había fingido estar enamorada y se había aprovechado de mi corazón, de mi poder y de mi estatus. Debería devolver todo eso antes de pedirme cualquier cosa.
La ira amenazaba con estallar en mis venas, pero no podía negar el pánico que acechaba detrás de mis ojos. Se sentía como si estuviera desesperada por cortar lazos conmigo, y no podía p