Capítulo 37

Lara

Siento que el corazón se me detiene, al igual que la respiración. El temor me embarga y todo mi cuerpo tiembla.

No sé qué emoción me gobierna; tampoco puedo percibir el sabor del beso, que me invade con una habilidad impresionante.

No me sabe a nada y mi loba se ha inquietado de forma desagradable.

Yo lo había deseado, pero al suceder me siento sucia y culpable, como si estuviera cometiendo un crimen.

Arion nota que no le correspondo y se aparta lentamente, incrédulo y con un brillo de decepción en la mirada que me causa tristeza.

Soy un desastre...

¿Cómo puedo querer algo y al mismo tiempo rechazarlo?

—Ya está hecho —dice, y su voz suena hueca—. De ahora en adelante podremos comunicarnos a distancia.

Se aparta de mí con una rigidez no propia y la mirada perdida, como si se cuestionara algo.

La cena transcurre en un silencio incómodo, diría asfixiante. Solo quiero salir corriendo y maldecir a Killiam. Todo es su culpa.

Estoy condenada a un lazo que me está matando lentamente, pr
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