Lara
Lloro...
Mis gemidos se escuchan altos, desgarradores y desconsolados.
Me quitaron lo único que tenía. Mi hermoso Peludo. Mi único amigo, quien me quería tal y como soy.
—¡¿Cómo pudieron?! —grito. Mi voz resuena con ira, dolor y frustración. La impotencia me ahoga y las ganas de hacerles pagar me dominan hasta que la energía violeta fluye por mi piel.
Ellos pagarán...
Mis ojos deben lucir tenebrosos al encararlos, pues noto un leve temor en sus expresiones.
—No es para tanto, solo era un perro —dice mi hermana con desdén mientras entorna los ojos.
¿No es para tanto?
Maldita...
—¡Voy a matarte! —sale de mi boca sin que pueda frenarlo. Algo que no es mi loba me controla; es mi poder.
¿Qué es esta maldad que me domina?
Incitada por esta tenebrosidad que me exige justicia, me pongo de pie y camino hacia ellos.
—No seas tonta —se mofa un chico, ese que se burló de mí en mi adolescencia cuando supo que me ruborizaba por su causa y besó a mi hermana para demostrarme que nunca se fijarí