Lara
Observo al hombre frente a mí con curiosidad. Mis ojos detallan cada centímetro de su anatomía, pero pronto me decepciono al encontrar lo mismo que en los guardias, una armadura negra ligera y una máscara del mismo color que le cubre toda la cabeza.
Es como un casco que ni siquiera me deja apreciar algún mechón ni el color de sus ojos, pues esa parte que debería estar abierta posee una bombilla roja en cada lado, lo que me impide conocer cualquier característica de su rostro.
Lo único que puedo apreciar es que es alto y fuerte, pero eso es común en los licántropos.
Mas...
¿Por qué su aroma es distinto a todos los lobos que he conocido? Estas personas, todas, tienen un olor inusual que no logro descifrar por completo.
Suelto un suspiro y observo al desconocido con intriga.
—Pareces un guerrero más... —digo y me cruzo de brazos, un poco incrédula.
Quizás me engañan para que deje de insistir con el asunto del dichoso rey.
Él hace un sonido de burla y me detalla con la mirada falsa