86. Ecos entre sombras
A veces, buscar la verdad es como abrir una puerta: lo más aterrador no es lo que encuentras… sino lo que estaba esperándote del otro lado.
El eco del silencio
El amanecer filtraba una luz grisácea, fría, que se extendía como una bruma sobre las paredes de piedra.
Valentina abrió los ojos lentamente, intentando recordar en qué punto exacto de su vida se encontraba. Por un segundo, el silencio del cuarto le pareció irreal, un descanso que no merecía. Pero bastó un respiro para notar lo que faltaba.
No estaba él.
El lugar tenía otro pulso cuando Luca no estaba. Era como si la mansión entera exhalara, liberándose por fin de una presión invisible.
No había pasos marcados en el pasillo, ni el sonido metálico de sus llaves, ni la sombra imponente que solía acompañar su presencia.
Solo silencio.
Un silencio lleno de secretos.
Valentina se incorporó despacio, apoyando la mano sobre la cama aún tibia.
El olor de él seguía ahí: cuero, madera y un toque de peligro.
Por un instante, ese aroma la