7. Donde nadie nos ve
Valentina nunca pensó que el lugar más seguro sería también el más peligroso para su corazón.
La noche se había tragado las luces de la ciudad cuando en las afueras de esta misma, Luca giró por un camino de tierra que serpenteaba entre los árboles. El motor del carro rugía con un sonido amortiguado por la humedad del bosque. Valentina iba en el asiento del copiloto, en silencio, pero con todos los sentidos encendidos.
-- ¿A dónde me llevas? -- preguntó, por fin, sin rodeos.
-- A un lugar donde nadie nos va a encontrar -- respondió Luca, sin mirarla --. Ni los Vitali, ni la policía… ni tu curiosidad. --
Valentina cruzó los brazos.
-- Suena como el inicio de un secuestro romántico.
-- No te hagas ilusiones -- replicó él con tono seco --. Si fuera un secuestro, ya estarías amordazada. --
Valentina giró el rostro hacia la ventana, ocultando una sonrisa. Luca no lo decía en broma, pero había algo en su voz… algo entre el sarcasmo y la necesidad de proteger.
Tras varios minutos, llegaron a