Capítulo XVI

Keith

Después de que llegáramos al Café Pablito. Uno muy lindo por cierto. Buscamos una mesa para tomar asiento, esas mesas eran cubiertas por manteles con cuadros rojos y blancos; en el centro habia un servilletero monísimo, noté pequeños detalles de rosas y margaritas en ese objeto.

Alterné la vista en mi entorno, las personas conversaban, otras simplemente disfrutaban de un buen café, capuchino, o de un buen almuerzo.

La verdad es que el hambre comenzaba a hacerse presente. Y mi estómago no iba a tardar mucho en protestar.

Las sillas eran de madera y tenían talladas flores; había una barra (como la de un bar) en dónde personas se encontraban sentadas charlando; los meseros y meseras usaban un uniforme rojo muy lindo, camisa marrón oscuro y pantalones negros.

¿Cómo es que jamás supe de ese café?

Sinceramente era muy acogedor, podía percibir ese aroma a comida, dulces, café...

Inhale hondo...

«Dios, que delicioso huele», pensé entrecerrando mis ojos.

Sarah suspiró y dijo:

―Mm, huel
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App