Tal y como la junta lo había decidido, Williams pagó las deudas de la farmacéutica y aquello, de forma inmediata, instaló un clima de tranquilidad que los tenía a todos gozando de una felicidad artificial tan delicada como un suspiro.
A todos menos a Zack, Sheily y Lili.
—Empezaré a ir a terapia —le contó a Sheily la asistente mientras almorzaban. Ya se había enterado de la verdad sobre Ángela y la inocencia de Zack—. La esposa de mi vecino lleva desaparecida unos días, él dijo que fue a visitar a su hermana, pero no pude evitar pensar que la mató. Estoy pensando lo peor de todo el mundo y es agotador. Cometí un error terrible con Zack, cuando el psicópata siempre ha sido Williams.
—¿Desconectaste la tele?
—Sí, ya no veo ni las noticias, sólo hablan de crímenes atroces. Esta ciudad ya no es lo que era.
—Necesitas salir más, distraerte, disfrutar de lo bonito de la vida. Podrías invitar a Jorge e irse de parranda los dos. Mañana es sábado, no hay necesidad de dormir —le s