Sentada en la sala de su casa, Ángela se mantenía atenta a cada gesto de Zack. Él la miraba como si tuviera el control de la situación.
—¿Cuánto te paga Williams por espiarnos? No pierdas el tiempo en negarlo, no me subestimes. Desde este momento estás despedida a menos que lleguemos a un acuerdo. Puedes quedarte sin todo lo que estás ganando o ganar algo extra si me das la información que quiero.
Ángela exhaló, sin inmutarse. Para dedicarse a lo suyo se necesitaban agallas y ella tenía de sobra.
—Dame cinco millones y te diré todo lo que quieras —expresó y se vio sorprendida cuando Zack sacó su teléfono y le pidió el número de su cuenta.
—La mitad ahora y la otra al terminar —ofreció él.
—Hecho.
Zack hizo la transferencia y esperó por su respuesta.
—Williams no me contrató para espiar a la farmacética, eso es algo anexo. Él está interesado en Sheily —soltó y Zack sintió que se le revolvía el estómago.
—¿Por qué? ¿Qué quiere de ella?
—La quiere a ella. Quiere saber todo lo que