Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl eco de su juramento —"Juntos"— todavía vibraba en el aire silencioso de la villa cuando Alessandro soltó la mano de Isabela. El momento de conexión cruda, de vulnerabilidad compartida, había terminado. La tregua emocional había dado paso a la fría realidad de la guerra que acababan de declarar.
Alessandro dio un paso atrás, su postura cambiando, el hombre herido siendo reemplazado por el general que se presenta al servicio. La miró, sus ojos ya no llenos de dolor, sino de una claridad de propósito aterradora. Y entonces, le cedió el poder de la forma más absoluta posible.
—¿Cuál es la primera orden, comandante?
La pregunta, pronunciada con una seriedad mortal, la golpeó con más fuerza que cualquier confesión. No era una prueba. No era sarcasmo. Era un reconocimiento. Había aceptado su rol como su torre, y ahora esperaba que







