Capitulo 13. El Precio de la Informacion
La imagen de Giuliana sonriendo, del brazo de Marco Bellini, me golpeó como un puñetazo helado. Mi respiración se cortó. El nombre, que segundos antes había sido una victoria de mi intelecto, se transformó en veneno puro. Mis dedos, aferrados a la tableta, se entumecieron. Retrocedí un paso de la mesa, como si el cristal ardiera, mis ojos fijos en la pantalla que revelaba la cara del enemigo. El silencio en el ático era ensordecedor, lleno del zumbido de mi propia sangre corriendo por mis venas.
Alessandro me observaba desde el otro lado del salón. No había sorpresa en sus ojos grises, solo una comprensión fría y absoluta. Sabía exactamente lo que acababa de ver, el impacto brutal de la revelación. Su silencio era un arma, pesada y opresiva. No necesitaba palabras. Me había dado la información y ahora me dejaba ahogarme en ella, observando mi lucha. Era un depredador satisfecho, dejando que su presa se retorciera en la trampa que él mismo había tendido.
El pánico por Abril, mi amiga,