El amanecer se filtraba por las cortinas de la habitación de Clara cuando sus dedos rozaron el sobre. Lo había encontrado deslizado bajo su puerta, sin remitente, sin sello, solo su nombre escrito con una caligrafía estilizada que no reconocía. Sentada al borde de la cama, contempló el papel con una mezcla de curiosidad y aprensión. En la mansión Delacroix, los secretos parecían multiplicarse como sombras al atardecer.
"Señorita Morel", leyó en voz baja, pasando el pulgar por la tinta aún fresca.
Con dedos temblorosos, rompió el sello y extrajo una única hoja de papel. Las palabras escritas allí hicieron que su sangre se helara:
"Las apariencias engañan en la noble casa Delacroix. Cuídese de confiar demasiado. Los secretos que guarda podrían no ser los únicos entre estas paredes. Observe con atención y descubrirá que no es l