Mundo ficciónIniciar sesiónLa mansión Delacroix nunca había sentido tan pequeña.
Clara estaba sentada en la biblioteca, mirando sin ver las páginas del libro en su regazo. Tres pisos arriba, Sophia dormía finalmente después de horas de llorar. Dos puertas más allá, Adrian estaba encerrado en su estudio, procesando el hecho de que su matrimonio con Catherine había sido fraude. Y en algún lugar de esta casa laberíntica, Isabella vagaba como el fantasma que había pretendido ser durante una década.
El juez había ordenado convivencia temporal mientras se procesaba la anulación. "Para beneficio de la niña", había dicho, como si obligar a Sophia a vivir bajo el mismo techo que la madre que la había abandonado fuera algún tipo de beneficio.
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