La mañana era fría y silenciosa en la antigua casa de los Mancini. Aurora se había levantado temprano, incapaz de ignorar la sensación de inquietud que la había acompañado desde la noche anterior. Estaba sola en la biblioteca de la casa, un espacio que siempre había considerado intimidante, lleno de libros que parecían saber más de lo que estaban dispuestos a compartir.
Buscaba respuestas, aunque no estaba segura de cuáles. Algo en la expresión cansada de Matteo y en las recientes amenazas de Vittorio la había empujado a indagar en las raíces de su historia familiar. Sabía que en esa casa aún quedaban secretos por descubrir, ecos del pasado de su padre que tal vez contenían la clave para entender el presente.
Mientr