El pueblo, normalmente lleno de risas y actividad, había caído en un silencio inusual. La crisis económica golpeó sin previo aviso, afectando a todos por igual. Los pequeños negocios que daban vida al lugar, como el taller de Luca y la galería de Bianca, enfrentaban una incertidumbre creciente. Por primera vez en mucho tiempo, la estabilidad que habían construido parecía tambalearse.
Luca observaba preocupado desde la ventana del taller mientras los clientes habituales dejaban de venir. Bianca, en su galería, notó cómo los visitantes disminuían y las ventas se congelaban. Esa noche, mientras cenaban con Matteo y Aurora, ambos no pudieron evitar hablar del tema.
—La señora Giulia cerró su pastelería hoy —coment&