Las noches tranquilas que solían traerle paz comenzaron a sentirse inquietas para Luca. Aunque su vida era todo lo que alguna vez había soñado —una familia amorosa, un hogar seguro, un propósito claro—, algo dentro de él seguía susurrando dudas. Se encontraba despierto hasta tarde, sentado en el taller, rodeado de herramientas que habían sido testigos de su transformación, preguntándose si realmente merecía la vida que había construido.
Una mañana, mientras Bianca preparaba el desayuno, notó que Luca estaba ausente, tanto física como emocionalmente. Su mirada se perdía en la ventana, mientras Matteo hablaba emocionado sobre una actividad en la escuela.
—Luca —dijo Bianca suavemente, colocando una ma