63. Sospechas y nada más
—¿Cuándo tendré el dinero? —preguntó Allan, empujando los documentos de regreso hacia Anthony.
Él suspiró ligeramente. Eso era todo lo que a su hermano le importaba. No es que alguna vez haya sido diferente. Ni cuando sus padres vivían mostró interés por algo más. Creció y vivió pensando que un día controlaría la compañía y la fortuna Collin. Podía imaginar su decepción al descubrir que no controlaría ni su vida.
Pero, ¿era necesario destruirse?
Desde su punto de vista, no.
Por el contrario, Allan tuvo delante de sus narices la posibilidad de recuperar los años perdidos con su hija; sin embargo, eligió no ser su padre, atacándola como si fuera una desconocida. No era un hombre capaz de reconocer sus errores y tarde o temprano tendría que pagarlo.
—¿Por qué me estás viendo así? —preguntó Allan, apurando el contenido de su vaso.
—Apenas se concrete la venta, te transferiré el dinero. Es un apartamento pequeño y en las afueras; es posible que al agente le cueste