24. Decepción y dolor
«Su esposa ha despertado.»
El aire escapó de sus pulmones como si alguien la hubiese golpeado. Las palabras de la mujer fueron como un balde de agua fría para Livia. Ella miró el teléfono como si fuera una horrible bestia a punto de atacarla, mientras el vacío que el miedo le provocaba se hacía más grande. ¿Esposa? Esa mujer había dicho: ¿esposa?
Livia buscó a Garrett con la mirada y lo encontró, conversando con Nova, tan tranquilo, tan calmado, que dolió.
¡Garrett le había mentido!
—Señor Lexington —la voz de la enfermera volvió a llamar su atención—. ¿Garrett estás ahí? —el tono profesional de la mujer cambió drásticamente a un tono íntimo, más personal.
—¿Qué ha dicho? —balbuceó Livia, esperando que la mujer se hubiera equivocado y que todo se tratara de un error. Hubo un silencio en la línea que le hizo apartar el teléfono con tanta fuerza que sus nudillos perdieron el color.
—¿Garrett? —insistió la mujer tras el incómodo silencio.
—No soy Garrett, soy… —Livi