33. Como un ave fénix
33. Como un ave fénix
Nova pensó que un beso bastaría, pero su cuerpo deseaba mucho más. Una ardiente llamarada se encendió en su interior y su sangre se convirtió en fuego. Debía apartarse de Knox y poner distancia entre los dos. Necesitaba pensar, pero la razón había escapado por la ventana en el primer segundo en que sus labios se tocaron.
La pasión era como una bestia dormida, esperando el menor motivo para despertar y sí que lo había hecho.
Nova no podía controlar sus emociones, no era dueña de sus movimientos y acciones. Knox tampoco ayudaba. Le rodeó la cintura y la estrechó contra su cuerpo, profundizando el beso. Alimentando su deseo.
Aún no terminaban de hablar, pero a ninguno de los dos le importaba. Ambos eran consumidos por la pasión que llevaba esperando seis largos años para volver a la vida.
—Nova —murmuró Knox sobre la boca de la joven. Tenía la respiración agitada y ella podía sentir el latido de su corazón bajo la palma de su mano.
Nova tenía miedo de abrir los ojos