Cap. 90. Ustedes me mataron
Desde un lado del jardín, el padre de Leonardo, Mariano y su madre observaron la escena con horror, el orgullo que alguna vez habían sentido por su hijo se desmoronaba en segundos.
- “¡Suéltala, Leonardo!”, gritó Mariano, avanzando un paso, temblando de ira.
El padre dio un paso al frente, su porte imponente como un muro. Sus hombres alzaron las armas, pero él levantó la mano, deteniéndolos. Su mirada estaba fija en la de su hijo.
- “Leonardo”, dijo el padre con su voz grave y decepción en el rostro. “Basta, debes aceptar que perdiste con dignidad”.
- “¡No!”, gritó Leonardo, y la presión del cuchillo hizo que un hilo de sangre resbalara por la piel de Caroline. Ella contuvo el aliento, pero no bajó la mirada; sabía que lo último que debía mostrarle era miedo.
La madre rompió en llanto, temblando entre la incredulidad y el dolor.
- “¡Ese no es el hijo que crié!”, sollozó la madre. “Ese es un hombre enfermo que destruye todo lo que toca”.
Leonardo cerró los ojos un instant