La madrugada se quebró con un dolor agudo en el vientre de Caroline. Se incorporó sobresaltada, llevando las manos al abdomen. Mariano, que dormía a su lado, se levantó enseguida.

- “¿Es ya?”, preguntó Mariano, con la voz temblorosa.

- “Sí, son contracciones”, murmuró ella, apretando la sábana.

Mariano sacudió su cabeza, para despejarse del sueño, ayudó a su esposa a vestirse, para luego tomar las cosas que habían alistado con anticipación.

Durante el camino al hospital, Caroline trato de respirar como le habían enseñado, sin soltar la mano de Mariano.

En el hospital, la recibieron de inmediato. La doctora Lombardo, que había llevado todo el control del embarazo, apareció con bata y guantes, irradiando calma.

- “Tranquila, Caroline, llegaste justo a tiempo. Vamos a monitorear al bebé y preparar todo. Mariano, quédate a su lado,