El sol asomaba tímidamente por el horizonte, tiñendo de oro los ventanales de la residencia Morgan. Un nuevo día había comenzado, y con él, Alicia despertaba con una calma engañosa. Sentada frente al tocador, se recogió el cabello con precisión mientras revisaba por última vez su agenda.
Dante aún dormía cuando ella se levantó. Lo miró por unos segundos, y aunque su cuerpo aún sentía el calor de la noche compartida, no dijo nada. No podía permitirse pensar demasiado en lo que había ocurrido. No ahora. No cuando tenía un viaje de negocios programado en Roma que exigía su concentración absoluta.
Era un proyecto delicado, una negociación clave para Morgan Enterprises que ella había preparado durante semanas. Y aunque parte de ella quería contarle a Dante que estaría fuera, de hecho el hombre hoy había decidido que resolvería sus asuntos desde la Residencia, pero Alicia aquello desconocía.
Dejó una nota sobre la mesa, ambigua y cortés, que solo decía que estaría fuera por trabajo, sin esp