Las copas chocaban con un tintineo armonioso, la conversación fluía entre los grandes empresarios como un río de estrategias y promesas veladas. El salón resplandecía con luces doradas, el reflejo del poder en su máxima expresión.
Los hombres hablaban de negocios multimillonarios, de adquisiciones estratégicas, de mercados emergentes. Las mujeres, algunas con intereses propios, otras buscando convertirse en la próxima esposa de un magnate, sonreían con la precisión de quien ha perfeccionado el arte de la seducción.
Entre ellos, Alicia Michelle Morgan mantenía su postura impecable.
Pero lo que pocos sabían es que, por dentro, una tormenta rugía.
Porque, casualidad o no, su asiento estaba justo al lado del hombre más peligroso de toda la sala.
Dante Vittorio Moretti.
Desde el momento en que tomó asiento justamente a su lado, su piel reaccionó a la cercanía del italiano. Era un fuego extraño, imperceptible para los demás, pero que la estaba consumiendo poco a poco. Aquella sensación nunc