CAOBA - PLANES

Después de todo Alicia había tomado la decisión de salir, después de dar varias vueltas ha tomado la decisión de detenerse en un bar, necesitaba olvidar de otra manera.

El bar estaba lleno, pero Alicia Michelle apenas lo notaba.

Había llegado allí sin rumbo, con la única intención de ahogar el ruido de su mente en el sabor amargo del alcohol y lo había logrado cuando el alcohol quemaba su garganta.

Habían pasado horas desde que había llegado y ya había perdido la cuenta de los tragos.

La luz tenue, el aroma a whisky caro y la música suave la envolvían en una burbuja de escape.

Pero lo que no sabía era que su decisión de salir esa noche cambiaría su vida para siempre.

Porque entre las sombras del bar, un par de ojos la observaban con intensidad.

Unos ojos azules tan oscuros como el océano en la noche, llenos de peligro, poder y un enigma imposible de descifrar.

Dante Vittorio Moretti

El nombre resonaba en toda Europa.

Dante Moretti no era un hombre común.

Era el dueño del 60% de Italia, con inversiones en los sectores más lucrativos del continente.

Hoteles, restaurantes, universidades, casinos, cruceros… todo lo que generara riqueza estaba bajo su control.

Era el socio con mayor posesión de acciones en el banco principal de Suiza.

Poderoso. Respetado. Intocable.

Pero también peligroso.

Porque nadie podía llegar tan alto sin hacer enemigos.

A los 28 años, Dante Moretti era el hombre que todos querían destruir y al que todos temían.

Había nacido en el seno de la familia Moretti, una de las más influyentes de Italia, pero no había heredado su poder: lo había construido con sus propias manos.

Su padre, Leonardo Moretti, había sido un hombre cruel, y su madre, Francesca Vittorio, una mujer astuta pero distante. Dante había aprendido desde niño que en el mundo en el que vivía no había espacio para la debilidad.

Y así se había convertido en lo que era ahora.

El rey de un imperio de hierro.

Un hombre al que nadie se atrevía a desafiar.

Físicamente, era la definición de la perfección masculina.

Alto, de casi un metro noventa, con un porte que imponía sin necesidad de palabras.

Su cabello negro azabache estaba siempre peinado con precisión, y su mandíbula afilada resaltaba su atractivo peligroso.

Pero eran sus ojos los que más destacaban: azules oscuros. , fríos como el acero, sin rastro de debilidad o compasión.

Vestía con una elegancia impecable.

Un traje negro hecho a medida, con un reloj Patek Philippe que costaba más que un apartamento en el centro de Roma.

Y en ese momento, con un vaso de whisky en la mano, observaba a la mujer que había captado su atención.

Alicia Michelle Morgan.

La reconoció al instante.

No solo por su belleza innegable, sino porque él lo sabía todo sobre las familias más influyentes de Europa.

Y la familia Morgan no era la excepción, todos conocen a Alessandro Morgan, poderoso en Inglaterra, Estados Unidos y España.

Pero lo que más le intrigaba no era su apellido.

Era la tristeza en su mirada.

El dolor en sus ojos.

Dante Moretti no creía en la compasión.

No en la lástima.

Pero algo en aquella mujer lo hizo querer acercarse.

Y Dante Moretti nunca ignoraba sus impulsos.

Alicia Michelle sintió un escalofrío recorrer su espalda.

No sabía por qué, pero la sensación de ser observada la hizo tensarse.

Llevaba varias copas de más, y aunque el licor ya había comenzado a nublarle los sentidos, no estaba tan perdida como para ignorar su instinto.

Alzó la vista lentamente.

Y entonces lo vio.

Un hombre, al otro lado del bar, vestido con un impecable traje negro, la observaba fijamente.

Sus ojos azules oscuros, fríos y calculadores, estaban fijos en ella, sin pestañear, sin apartarse.

Había algo en su mirada que la inquietó.

No era solo atracción.

No era deseo.

Era algo más profundo.

Algo que no pudo descifrar.

Alicia sintió su corazón latir con fuerza.

El hombre no apartó la mirada ni siquiera cuando ella se puso de pie con la intención de alejarse.

En su lugar, se inclinó levemente hacia adelante, como si estuviera evaluando su reacción.

Entonces, con un simple movimiento, chasqueó los dedos.

Como si con ese simple gesto pudiera mover el mundo a su voluntad.

Su asistente personal apareció de inmediato, inclinado levemente en señal de respeto.

—Dígame, señor.

Dante Moretti no apartó la mirada de Alicia Michelle.

Ni por un segundo.

Su voz fue grave, firme, como el sonido de un depredador decidiendo su próxima presa.

—Averíguame todo sobre ella. Sé que es una Morgan.

El asistente asintió de inmediato.

—Sí, señor.

—Y encuentra la manera de que caiga en mis garras. No importa lo que tengas que hacer.

El asistente se retiró de inmediato, dejando a Dante nuevamente solo con su whisky en la mano.

Alicia Michelle aún no lo sabía.

Pero había captado la atención del hombre más peligroso de Europa.

Y cuando Dante Moretti ponía la mirada en algo…

Nunca lo dejaba escapar.

Dos Días Después Milan

El despacho de Dante Moretti era un reflejo de su poder.

Ubicado en el último piso de su rascacielos en Milán, el lugar tenía una vista panorámica de la ciudad, con ventanales de cristal que dejaban ver las luces nocturnas brillando como estrellas artificiales.

El aroma a caoba y cuero impregnaba el ambiente, acompañado por el tenue resplandor de la luz de su escritorio.

Dante estaba sentado en su elegante silla de cuero negro, con una copa de whisky en la mano, observando la pantalla de su teléfono.

Unos segundos después, su asistente personal, Matteo Ricci, ingresó en la oficina con un expediente en mano.

Dante levantó la mirada con un gesto impaciente.

—¿Lo tienes? —preguntó con voz fría.

Matteo asintió y le extendió el informe.

—Todo lo que necesita saber sobre Alicia Michelle Morgan.

Dante tomó la carpeta con calma, pero en cuanto sus ojos comenzaron a recorrer la información, su expresión se endureció.

Alicia Michelle Morgan: La heredera de un imperio

Nombre completo: Alicia Michelle Morgan

Nacionalidad: Estadounidense

Familia: Morgan

Padre: Alessandro Morgan, ex presidente de Morgan Enterprises, una de las corporaciones más poderosas de Europa.

Madre: Alicia Morgan, ex Vicepresidenta de Morgan Enterprises en Londres.

Hermanos:

Aaron Morgan – CEO actual de Morgan Enterprises Inglaterra.

Alexandra Morgan – Directora de relaciones internacionales en Morgan Enterprises Estados Unidos.

Sofía Morgan– Estudiante de Arquitectura en la Universidad de Madrid.

Educación:

Doble titulación en Finanzas y Administración de Empresas en Harvard.

Máster en Comercio Internacional en la Universidad de Londres.

Historia reciente:

Hasta hace algunos días, estaba comprometida con Marcus Aponte, un empresario que buscaba consolidar su ascenso económico mediante una unión con la familia Morgan.

La boda estaba programada para celebrarse en la Mansión Morgan, en Italia.

Sin embargo, una hora antes de la ceremonia, Alicia Michelle descubrió que Marcus Aponte la había estado engañando con su mejor amiga, Viviana.

Se sabe que ella canceló la boda de inmediato, abandonó la Mansión Morgan y confrontó a Marcus en su departamento, donde le arrojó el anillo de compromiso y puso fin a su relación de manera definitiva.

Desde entonces, ha decidido quedarse en Italia aunque sus familiares querían que abandone el país, pero ella se nego y se ha mantenido alejada de los negocios familiares.

Matteo guardó silencio mientras Dante revisaba la información.

El ambiente en la oficina se tornó más denso con cada segundo que pasaba.

Hasta que finalmente, Dante dejó caer la carpeta sobre su escritorio y apretó la mandíbula con fuerza.

Marcus Aponte.

Ese nombre provocó una ira fría en su interior.

—Interesante, —murmuró, tomando un sorbo de whisky.

Matteo lo observó con cautela.

—Sabía que ese nombre llamaría su atención.

Dante sonrió con ironía.

Por supuesto que sí.

Marcus Aponte no solo era un empresario ambicioso y sin escrúpulos.

Era un hombre que Dante odiaba con cada fibra de su ser.

Un rencor imborrable

Ocho años atrás, cuando Dante tenía apenas veinte años, estaba profundamente enamorado de una mujer.

Su primer amor.

Su única debilidad.

Ella se llamaba Alana Rossetti.

Hermosa, dulce y de una familia de prestigio, Alana había sido la única persona que logró traspasar la coraza que Dante siempre había llevado puesta.

Durante más de un año, habían compartido un romance apasionado, con promesas de un futuro juntos.

Pero todo cambió en un instante.

Porque Marcus Aponte, con su sonrisa encantadora y su veneno disfrazado de palabras dulces, se metió en su relación.

Sedujo a Alana cuando Dante estaba fuera del país cerrando un trato en Londres.

Y lo peor…

La dejó embarazada.

Dante no se enteró de inmediato.

Cuando regresó, encontró a Alana devastada, con los ojos hinchados de tanto llorar.

Le suplicó que la perdonara, que había sido un error, que había sido manipulada por Marcus.

Y Dante, a pesar del dolor, estaba dispuesto a perdonarla.

Estaba dispuesto a aceptar al bebé como suyo.

Pero entonces sucedió lo impensable.

Marcus Aponte, con su cobardía habitual, arregló todo para que Alana nunca tuviera ese hijo.

Pagó a su propia familia para que la presionaran, la amenazaran, la aislaran hasta que no tuvo otra opción.

El bebé nunca nació.

Y Alana…

Nunca volvió a ser la misma.

Dante intentó salvarla, pero fue demasiado tarde.

Unos meses después, Alana desapareció de su vida para siempre.

Desde entonces, Dante Moretti juró que algún día se vengaría de Marcus Aponte.

Y ahora, después de tantos años…

El destino le estaba poniendo la oportunidad en bandeja de plata.

Alicia Michelle Morgan.

Una mujer que Marcus había intentado poseer y destruir.

Una mujer que, al igual que él, había sido traicionada.

Una mujer que podría ser su arma perfecta para acabar con Aponte de una vez por todas.

Dante se reclinó en su silla, con una sonrisa ladeada en los labios.

—Marcus la destruyo con aquella traición ¿eh? —musitó, observando la foto de Alicia en el informe.

Matteo asintió.

—Parece que sí.

—Perfecto.

Tomó otro sorbo de whisky antes de mirar a su asistente con determinación.

—Quiero que encuentres la manera de acercarme a ella.

Matteo frunció el ceño.

—Señor, si ella descubre sus intenciones…

Dante lo interrumpió con una mirada afilada.

—No necesito que lo descubra. Solo necesito que confíe en mí.

Matteo suspiró y asintió.

—Haré los arreglos.

Dante se levantó de su silla y caminó hasta la ventana de su despacho, observando la ciudad iluminada.

El juego había comenzado.

Y esta vez…

Él sería quien tuviera el control.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP