Damián

No debería estar pensando en ella. No debería permitir que su imagen se cuele en mi mente, ni que el calor de su piel me incendie por dentro. Pero Eva tiene esa maldita habilidad de meterse en el lugar más oscuro de mis pensamientos y dejarse caer como un incendio que no puedo apagar. Al principio fue molestia, puro ruido blanco que mi instinto trataba de ignorar. Pero ahora… ahora es algo mucho peor. Un interés que me molesta, me confunde y, para ser sincero, me aterra.

La mantengo cerca porque necesito controlarla, para vigilarla, para asegurarme de que no se escape de la jaula que he construido para ella. Pero lo que no esperaba es que ella fuera quien me atrapara a mí en una red invisible. Una red tejida con miradas, palabras a medias y una fragilidad que despierta algo en mí que creía enterrado para siempre.

Esta noche, la encontré en la biblioteca. Estaba recargada contra la mesa, con esa mezcla perfecta de curiosidad y desafío en los ojos. La luz tenue de la lámpara sobr