43
La tormenta no había pasado.

Estábamos respirando en el ojo del huracán, atrapados en un instante de calma antes de que el mundo volviera a derrumbarse sobre nosotros.

Santiago lo sabía.

Yo lo sabía.

Y aunque por un breve momento nos permitimos fingir que podíamos quedarnos así, aferrándonos el uno al otro como si eso fuera suficiente, la verdad era que aún estábamos en peligro.

Y si no hacíamos algo, la próxima vez no saldríamos con vida.

—No podemos seguir huyendo.

Santiago caminaba por la habitación del hospital con pasos pesados, su mandíbula apretada, su mirada afilada, como un depredador acechando enjaulado.

Yo aún estaba en la cama, demasiado débil para ponerme de pie sin tambalearme, pero mi mente estaba más despierta que nunca.

—No podemos seguir huyendo —repetí—, pero tampoco podemos esperar a que ellos vengan por nosotros.

Nuestros ojos se encontraron.

Había algo en los suyos que nunca antes había visto.

Determinación absoluta.

—Entonces acabamos con esto —dijo con una firme
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App