La decisión que tenía que tomar le rompería el corazón en mil pedazos, sin importar lo que eligiera.
— ¡Al fin llegas! — exclamó Nelly al verla entrar. Por suerte, Tyler no estaba en casa, lo que le dio la oportunidad de indagar a solas.
Nelly, con su insistencia habitual, bombardeó a su hermana con preguntas sobre lo sucedido, pero Naomi parecía estar en otro mundo. Su mirada estaba perdida en un punto fijo, lamentando su desgracia, con la mente muy lejos de la conversación.
— ¡Naomi, te estoy hablando, carajo! — la voz de Nelly subió de tono, rompiendo la burbuja de dolor de su hermana.
— ¿Qué? ¿Qué es lo que quieres saber? Ya te dije lo que pasó.
— No te creo. Te conozco demasiado bien. Jamás te habrías quedado de brazos cruzados si él te hubiera forzado. Tú habrías luchado.
— ¿Qué te hace pensar que no lo hice?
Las hermanas eran inseparables, se conocían a la perfección. Entre ellas no había secretos. Y de las dos, Naomi siempre había sido la más valiente. Había defendido a Nelly