71. ¿Tú… te quedaste aquí toda la noche?
Al llevarla de regreso a la habitación, las toallas ya estaban allí, así que la envolvió y buscó entre sus pertenencias una camisa y un pantalón de algodón que le quedase como pijama. La ayudó a vestirse y ella no opuso resistencia.
— Quiero… ver… a mí… bebé — pidió en una súplica.
— An…
— Por favor — rogó, llorosa.
— Está bien, tranquila, no llores. Pediré a mi madre que lo traiga.
Ella asintió.
Minutos más tarde, subieron al pequeño César. Él lo colocó delicadamente en sus brazos.
— Dime si no puedes sostenerlo más y te ayudo, ¿de acuerdo? — le dijo, preocupado.
Ella solo sonrió, y sacó fuerzas de donde no tenía para pegarlo a ella con protección y cariño.
— Hola… bebé — musitó, más tranquila ahora que lo veía y lo sentía pegado a ella.
Bruno llegó y subió a la habitación rápidamente. Santos le explicó lo ocurrido, y a pesar de que este se sorprendió, no perdió tiempo y comenzó a examinarla.
Tenía el pulso muy débil y, por sus ojos, parecía drogada, así que le sacó una mue