Apenas el sueño me somete, no he podido quedarme dormida del todo. Estoy con los ojos cerrados, no sé desde hace cuánto tiempo. Realmente tengo sueño, porque ya es bastante tarde, pero yo lo sigo esperando acurrucada en la cama.
Ni siquiera me he desvestido; sigo con la misma que le sacó un grito interno a Emma esta tarde, cuando salí del vestidor a modelarle.
Su cara me sigue dando risa. La manera en que sus ojos se abrieron de par en par cuando se fijaron en la camiseta gigante que ajusté con un cinturón para que se viera como un vestido, creo que jamás la voy a olvidar.
Al menos los stilettos le agradaron más que la medias pantis de color rojo.
Me remuevo bajo el cobertor, giro mi cuerpo entero hacia el otro lado hasta que el sonido me hace abrir los ojos. Vuelvo a voltearme hacia la puerta y la veo abriéndose con cuidado.
En silencio me incorporo con cuidado y espero sin encender la luz de mi lámpara. Toda la habitación está a oscuras, pero con la luz del corredor puedo confirmar q