Esaú echó un vistazo alrededor antes de fijar su mirada en Corleone.
—¿Por qué me citaste aquí.
La casa de Giovanni parecía el lugar más seguro para reunirse con Esaú.
—Mi padre está al tanto de que descubrí lo que hizo, y no puedo confiar en que no se lo dirá a Bernardo. Tampoco puedo asegurar que alguno de ellos no intentará impedir que lo expongamos.
—¿Así que mis sospechas eran ciertas?
Asintió con leve movimiento de cabeza.
Esaú no dijo nada durante un largo momento antes de señalar con movimiento del mentón a Giovanni, quien estaba sentado en otro de los sofás.
—¿Y qué hay sobre él?
—Él es Giovanni Vitale. El hombre que me ha estado ayudando con las investigaciones y alguien en quien confío —respondió Corleone.
—Tu mensaje me tomó por sorpresa —dijo Esaú, regresando su atención a él—. Antes solo enviaste mensajes carentes de cualquier información valiosa. Creí que estabas dándome largas. De hecho, estaba considerando la opción de ir de una vez con la prensa.
Corleone no reaccion