—No deben. Estoy bien. Porque ellos me ayudaron a encontrarte—la frase dicha al pasar la entibió hasta el alma y puso un nudo en su garganta que dolió de tan fuerte. Trató de contener el agua que amenazó sus ojos— Tú podrás aprovechar el día. Se que mi cuidado ha absorbido muchas horas de tus últimas semanas. No quiero ser el egoísta que te tiene a su servicio y no te da espacio.

Sharon sintió un pinchazo de decepción ahora, haciendo que su ánimo bajara varios puntos. Sus emociones la tenían en una montaña rusa. Su costado melodramático le gritaba que él quería deshacerse de ella con rapidez, que había satisfecho su deseo y la liberaba. Se obligó a razonar, apartando su sensiblería de niña malcriada.

Lo que él le decía no era una mala idea. Necesitaba descansar, estar con sus padres, disfrutar de su espacio. Y charlar con Regina vía Skype. Su amiga no había dejado de enviarle textos para decirle que quería que se conectaran y charlar durante varias horas. Seguía de luna de miel y Shar