—Amiga, te ves preciosa con ese bronceado. ¡No sabes lo que te he extrañado!
—Pues me has tenido abandonada—bromeó— Hace días que quiero que hablemos así y nada que he sabido de ti—reprochó con liviandad.
—Realmente he estado bastante ocupada y cuando llego el agotamiento me pasa factura.
—Claro que lo sé, Sharon, bromeaba.
—Quiero que me cuentes cómo estás pasando. ¿Cómo va esa luna de miel?
Su amiga suspiró y los ojos cobraron brillo.
—No creí posible que mi relación con Milo pudiera ir mejor. Ya era increíble. Pero cada día se profundiza, cada vez es mejor. El estar solos en un lugar tan hermoso nos ha dado la tranquilidad para relajarnos y conectarnos de una forma mucho más intensa.
—¡Eso es maravilloso!—suspiró Sharon.
—Nunca pude agradecerte como se debe por el apoyo que me brindaste.
—No me digas eso. No hice nada que una buena amiga no habría hecho. Te quiero mucho, Regina, eres mi hermana del alma—se emocionó al decirlo— Poco y nada hice más que estar ahí para ti.
—Tú me impu