CAPÍTULO 44. ¿Cuándo tienes que irte?
Lo bueno de que Morgan Reed hubiera estado tantos años vinculado a las Fuerzas Especiales, era que había adquirido la costumbre de mantener armas en sus propiedades, así que a Gabriel no le fue difícil encontrar un closet en el sótano bastante bien equipado. Dudaba que en medio del escándalo el Ministro se ensuciara más enviando gente a lastimarlos, pero era mejor precaver.
No dejaba de estar feliz y atento a Marianne, pero ahora también escuchaba las noticias cada vez que estaba solo y la muchacha no tardó en darse cuenta.
—No me voy a romper —murmuró ella apoyándose en la puerta de la terraza uno de esos días en que lo sintió particularmente tenso.
—Ven acá. —Gabriel estiró su mano y Marianne se prendió de ella antes de darle un abrazo apretado.
—Tienes que decirme las cosas, Capitán. No me voy a romper.
Gabriel suspiró, besando su cabeza, y luego tiró de ella hacia la sala de la casa. Encendió el televisor y sintonizó uno de los canales.
Marianne se acurrucó contra él en el sofá y