Le pregunté a Carlos:
—Hace días que no veo a Camila. Como la mordió una serpiente, ¿está mejor?
—¿Y ahora resulta que te preocupas por ella? —dijo con sarcasmo.
Sonreí y dije:
—Te equivocas. Solo quiero saber si ya se murió.
—Aurora…
Ahí estaba: apenas decía algo malo de Camila, se molestaba de inmediato.
Le dije en tono burlón:
—Tan frágil como es, y encima la muerde una serpiente, ¿y tú no te quedaste a cuidarla día y noche en el hospital? Eres un inútil, no sirves para nada como pareja.
La palabra “inútil” pareció afectarlo.
Molesto, respondió:
—¿Podrías dejar de decirme esas cosas? Ella y yo nos amamos, yo la quiero y ella también a mí. ¿Por qué soy un inútil?
No pude evitar reírme.
Ya quería ver su cara cuando lo llevara a descubrir a esa mujer revolcándose con Bruno.
Carlos guardó silencio dos segundos y añadió:
—Camila me vio agotado de estar días enteros en el hospital cuidándola. Me dijo que volviera a descansar un par de días, y aproveché para atender mis negocios. No es com