Capítulo 903
No me atreví a perder tiempo y salí corriendo de la casa.

Apenas tuve un respiro, una mano fuerte me jaló hacia unos arbustos cercanos.

Estuve a punto de gritar, pero otra mano me tapó la boca.

Entonces lo vi: era Javier.

En ese instante, mi teléfono volvió a sonar: era Mateo. Al parecer, la llamada anterior también había sido suya.

Javier me dijo en voz baja y firme:

—Corta y ponlo en silencio, rápido.

Asentí, apagué la llamada y puse el celular en silencio.

Justo a tiempo: Bruno salió corriendo, con la ropa mal puesta.

Miró alrededor, recorrió el patio y hasta salió un par de pasos a la calle.

Como no vio a nadie, regresó sobre sus pasos.

Camila también salió, aunque no pasó de la puerta. Desde allí le preguntó ansiosa:

—¿Y bien?, ¿alcanzaste a ver quién era?

Bruno dijo que no.

Camila se mordió los labios, con la cara llena de pánico:

—Entra primero, luego hablamos.

Bruno echó un último vistazo al patio y finalmente volvió con ella.

En cuanto los vi entrar, Javier me tomó de la mano
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