—No creo que seas mala, tampoco pienso que quieras hacerme daño. Solo que... no puedo creer que, después de cuatro años, llegaría un día en que desearas acercarte a mí de esa forma. Al fin y al cabo, en tu corazón todavía me guardas rencor por haberte echado de Ruitalia, ¿verdad?
Me quedé en la puerta, dándole la espalda, sonriendo con tristeza, tanto que las lágrimas empezaron a caer.
—Sí, todavía te guardo rencor.
¿Cómo no hacerlo?
En ese entonces, aunque su mamá había muerto, la mía también se había ido.
¿Por qué él no pudo creerme, y además decidió correrme?
No solo perdí a mi mamá, sino también a mi familia entera.
Todo se derrumbó.
Yo solo quería su consuelo, su cariño... pero lo único que recibí fue su odio y su rechazo.
Esos días oscuros no los puedo recordar, porque es revivir un dolor insoportable.
De vuelta en la habitación, lloré bajo las sábanas casi toda la noche.
Al día siguiente me levanté tarde.
Mateo ya había salido, y los niños estaban en la escuela.
La casa estaba c