Me quedé sorprendida un par de segundos, pero contesté la videollamada.
Al instante, la cara seria de Mateo apareció en la pantalla.
Me quedé un poco pasmada y pregunté sin pensar:
—¿Qué pasa?
—Embi quiere verte.
El hombre habló con indiferencia y enseguida le pasó el teléfono a la niña.
Enseguida, la carita tierna de Embi apareció en la pantalla:
—¡Mami!
Cuando la vi, mi corazón se iluminó de inmediato.
—¿Qué pasa?
—Nada, nada —se rio—, es que papá me preguntó si extrañaba a mami y si quería llamarte. Yo le dije que sí, y entonces papá te llamó.
—Ah…
Eso sonaba como si en realidad hubiera sido Mateo el que quería verme.
Sin pensarlo demasiado, le pregunté sonriendo:
—¿La estás pasando bien en casa de papá? ¿Y Luki?
—Luki está armando un avión de juguete. Dijo que cuando vengas te lo va a regalar. Y yo también tengo un regalo para ti. Mami, ¿cuándo vas a venir?
En la pantalla, su carita se veía llena de expectativa.
Le sonreí y respondí:
—Estos días estoy ocupada. Cuando termine de arr