¿Quién venía a ver a mi mamá?
¿Fue mi hermano o fue mi papá?
Dejé los claveles frente a la lápida y alcé la mirada hacia la foto de mi madre.
No pude contener las lágrimas
—Mamá...
Me sostuve de la lápida, llorando:
—Perdón, me tardé tanto en venir, perdón...
Los recuerdos del pasado regresaron como una avalancha.
Ese hogar feliz, ese papá que me consentía, ese hermano que me protegía... todo se transformó en un dolor imposible de tolerar.
Al final, lo más triste no es que cambie el mundo, sino que las personas cambian o desaparecen.
En Ruitalia nada había cambiado, hasta el aire parecía el mismo.
Pero quienes me amaban y a quienes yo amaba ya no estaban, nunca más los volvería a encontrar.
Acaricié la foto de mi madre y recordé sus abrazos llenos de amor, sintiendo dolor en el corazón.
Fui secándome poco a poco las lágrimas y sonreí hacia la foto de mamá:
—Mamá, ahora estoy muy bien, no tiene que preocuparse por mí. Y esos dos nietos que tanto esperaba también están bien, son encantad