Capítulo 750
Cuando los dos niños despertaron, él salió corriendo.

Luki se frotó los ojos, miró por la habitación y preguntó:

—¿Padrino?

Nadie le contestó, aunque abajo se escuchaba el ruido de un carro. Enseguida se bajó de la cama, corrió la cortina y miró hacia afuera.

Embi, frotándose los ojos, se levantó y le preguntó:

—Hermano, ¿ya llegó papá?

—Parece que sí.

Luki, al decir eso, de repente recordó algo, regresó corriendo, tomó su mochila de osito y sacó de adentro la tablet que su mamá le había dado.

Miró por toda la habitación, encendió la tablet y la escondió en un rincón discreto.

Abajo, Mateo cerró los ojos y descansó un momento recostado en el asiento, antes de abrir la puerta y bajarse del carro.

Apenas se bajó, le lanzaron un puñetazo.

—Por fin volviste.

Mateo se hizo a un lado y lo esquivó.

Se apoyó contra el carro y, viendo a Alan furioso, preguntó con calma:

—¿Qué sucede?

—¿Todavía me lo preguntas? ¿Sabes cuánto tiempo llevo esperándote aquí? ¿Por qué no contestas mis mensajes? ¿Por
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