“En el Palacio de Hielo hay mucha gente, ten cuidado. Si pasa algo, llámame”, decía el mensaje de Javier.
No respondí. Cambié de pantalla y seguí revisando el celular.
Últimamente evitaba buscar noticias sobre Mateo, pero justo en ese momento, mientras deslizaba la pantalla, me salió una sin querer.
En solo dos meses, Mateo adquirió el control total de la familia Bernard y fue expulsando, uno por uno, a los que alguna vez lo humillaron. Ahora, solo quedaron personas leales a él.
Incluso la antigua residencia familiar la compró él. A su padre, Miguel, y a su madrastra los mandó al campo.
Apreté los labios, con el corazón acelerado.
Mateo nunca dejó de odiar a su papá. Si no fuera por él, su madre no habría sufrido toda la vida.
Y ahora que su madre ya no estaba, Mateo por fin soltó las riendas para vengarse de toda su familia.
Los que alguna vez fueron parte de la familia Bernard, si hubieran sido un poco más amables con él, quizá no habrían sido rechazados.
Todos guardamos rencores.
Si